domingo, 7 de septiembre de 2008

Antinoo, Pessoa traducido por Cayetano Cantú y Férez Kuri


Antinoo
Fernando Pessoa
Versión de
Cayetano Cantú
y
José Férez Kuri
2000
Ácrono Producciones, S.A. de C.V.





Junio 2 de 2001, Cayetano Cantú visita en Orizaba el Museo de Arte del Estado y llueve! Nos habla sobre Antinoo y llueve justamente cuando empieza la lectura de su traducción al poema “Antinous”, escrito por Fernando Pessoa en 1915.

La lluvia, afuera, enfriaba el alma de Adriano.

El joven yacía muerto
En el bajo lecho y sobre su total desnudez,
se vertía la opaca luz del eclipse de la muerte,
Ante los ojos de Adriano, cuyo dolor era miedo.

Cayetano, vestido con una guayabera blanca, de suaves modales y dorados ojos, nos platica de su larga estancia en Grecia, en las islas, de cómo fue aprendiendo el idioma e incursionando como traductor, aunque nos explica que esta traducción la ha hecho del inglés, lengua en la que Pessoa escribió muy poco. Antinoo, debido al amor que el emperador Adriano sentía por él, es convertido en Dios después de su muerte, pues su imagen fue difundida por todos los ámbitos del imperio. Existen varios mitos sobre la causa de la muerte de Antinoo, quien muere antes de haber cumplido los 18 años ahogándose en el Nilo el 30 de octubre de 130 d.C. La versión más aceptada es que Antinoo se sacrifica para dar larga vida al emperador. Adriano solía ir a pasar el verano a la bella ciudad de Tarraco.






Estatua reconstruida de Antinoo,
Museo de la ciudad portuaria de Tarragona,
Comunidad de Catalunya.
Costa del Mediterráneo.
















Excavaciones arqueológicas del Anfiteatro Romano. Sobre el muro, la declaración de Tarragona como"Patrimonio de la Humanidad"




Panorámica del Anfiteatro de Tarragona
Fuente: Wikipedia.

Díptico o Génesis a Dos Voces, de Nati Rigonni Olivo

Díptico
UAEM
Editorial La Tinta del Alcatraz
2001



Para disminuir un poco el efecto que suele suceder en las presentaciones, de que alguien empieza a hablar sobre una obra de la que el público no tiene una idea clara, quiero ser muy cauta en esta ocasión: nos hemos reunido aquí para dar a conocer el libro titulado oficialmente Díptico, escrito por Naty Rigonni, quien tuvo a bien conferirme el honor de hacer esta intervención que estoy tentada a llamar modesta; sin embargo, no quiero correr el riesgo de que tal palabra califique a la presentación en sí misma, lo que pretendo es dar un adjetivo a mi actuación.
Retomando el asunto del título del libro, se preguntarán por qué he dicho “oficialmente”. Sucede que todas las ocasiones que Naty me ha hablado de él, se ha referido al mismo como “Génesis a dos voces”, por lo que sugiero que éste fuera el nombre cariñoso por el cual nos debiéramos referir a tal obra. Pensándolo un poco más, me parece que tampoco es suficiente referirse a él como “el libro de Naty Rigonni, a quien cariñosamente ella llama Génesis a dos voces”. El asunto es que lo que traemos esta noche entre manos, y es literal, es algo más que un libro.
Permítaseme explicar que aludiendo a los géneros literarios, el lector encontrará en él algo más que poesía, podríamos decir que hallará un relato, un diálogo; que existe en esta obra, aparentemente de prosa poética: un drama, un canto, un lamento, una historia. Para no abusar de las categorías literarias, diremos que la obra en cuestión es también un acertijo, una composición gráfica, una escalera (como ya lo menciona Carmen Nozal), una novedad; vive dentro un rompecabezas, un juego oculto, una decadencia, una supervivencia, un mundo, un universo, un embudo, una espiral, y ¡maravilla! La obra es también una ecuación matemática. No en forma de igualdad, sino de una desigualdad en la que los polos opuestos: femenino y masculino, van adicionando elementos, los multiplican, diría que los factorizan, y desarrollan un producto notable.
Continuo renacimiento se gesta en cada cópula, que es prolongada y sostenida por la poeta a través del mes de mayo y sus treinta y un días redondos, soleados como gajos de naranja agridulce que se van desgajando uno a uno, cayendo cual pieles que muda la serpiente, símbolo de la sabiduría.
La poesía se presenta como hija de esta unión: en el medio de la desigualdad se confunde, la voz de Amaranta con la voz de la poesía. Los poemas niegan que existe mayo, pero mayo es más que un mes. Mayo escrito con mayúscula es un personaje que aparece misterioso asomándose en los diferentes momentos de este libro, que no es libro, que se ha convertido en la vida de Naty, en su reencuentro con ella, con el sexo, con su pareja, con su vientre hinchado, con la experiencia de ser madre, con la añoranza por la visita de las mareas rojas de la luna que la han abandonado, con la tristeza infinita que le deja en sus mejillas noches interminables de llanto por sentir lo que la muerte puede hacer con los humanos.
Ella ha sido escogida para ser portadora de la vida. Mayo le demuestra con cada uno de sus dedos, que son los dedos de un Dios encontrado y re encontrado, que en cada momento que las niñas corren y saltan sobre la rayuela, es ella misma gestándose en su propio vientre aprendiendo a creer en un Dios que antes consideraba inexistente.
Naty nos demuestra que la maravilla de la vida, de gestar la vida, es una obra más grande de la que cualquier humano puede crear, aunque empiece con un hecho indiscutiblemente terreno, el más prosaico de todos: el desgajamiento de la naranja que todas las mujeres llevamos dentro. Este hecho tan aborrecido por la sociedad hipócrita, tan perseguido, tan castigado, se transforma en un acto divino, prolongación de la especie humana, pero he aquí que el génesis de Rigonni da dos gritos de parto: nace Amaranta de esa cópula, pero también nace la poesía. Y para Naty, este parto se origina en mayo, y Mayo es entonces el fruto que ella abreva del árbol del paraíso. Ahora los gajos son los de él que ella aprieta en su vientre y Mayo se yergue entre ellos como la poesía que ella reinventa para cantar a Amaranta y a su hombre.

Anita.... YO?

Quiero hablar de la Dra.©Ana María Zepahua Lazos, a quien cariñosa y sencillamente sus amigos llamamos “Anita”, una de las personalidades a quienes el pasado 5 de septiembre, en un auditorio lleno de flores, de juventud, de conocimiento y reconocimiento, el Grupo Educativo UNIVO al celebrar sus XX años de vida, reconoció el esfuerzo y entrega de quienes han formado parte de su historia.

Tuve la suerte de conocer a Anita en 1981, cuando inicié mi labor docente en el Instituto Tecnológico de Orizaba. Anita, cursaba entonces el bachillerato técnico. Nos hicimos grandes amigas y a partir de entonces, somos familia. En 1992 viajamos juntas a Cuba y en enero de este año 2008, hicimos un recorrido por el interior de China: de Beijing a Shanghai.


Anita es un ser humano dotado de una lealtad a prueba de cualquier situación, tiene el talento personal de aparecer en el momento que alguien la necesita, sabe ser útil al mismo tiempo que sutil, es discreta, atinada, se deshace de su ego como quien monda una naranja. Siempre da: siempre se da. Y si no recibe nada a cambio, sigue dando (se).





He dedicado a Anita el cuento “El Ministerio de la Envoltura”, 2004; el poema “Tri femia” publicado en mayo 2002 en la Revista “Castálida” del Instituto Mexiquense de Cultura, Toluca, Edomex; y recientemente, después de nuestro viaje a China, el poema

La mujer del tren

Nos despojamos de los guantes
como desciende de un vagón
el pasajero no esperado.

Los amargos rictus
que empañaban las ventanillas
calibraron la desnudez
de nuestras miradas.

Fue el té verde habitación
o un pequeño pez dorado
en la roja pecera de tus labios.

Sin tiempo para pintarte

ignoré el color de tu vocabulario.


Tri femia

Por la enredadera que protege al viejo balcón, manto de amatista incrustado de esmeraldas, desnuda, Julieta se descuelga lentamente. Intenso aroma de madreselva le penetra los muslos y estremece sus pechos de paloma, cuyo agitar de alas le inunda de suave calor las mejillas. Acomodada ya en el jardín, platica de un extraño sueño con la fuente, quien le contesta murmurando un lenguaje hasta ahora desconocido.
De pronto, Julieta soporta la dulce transformación del vello de su pubis en armadura sonrosada. Juana, la doncella, apunta amorosamente hacia ella con la punta de su flecha tensa sobre el arco de Orléans.
Mientras ambas sostienen esta lucha, la pluma de Sor Juana acaricia suavemente la redondez de sus contornos y, sobre un papel amarillento, desgarrado, escribe décimas indescifrables. Ruedan por el suelo toca y hábito.
Ahora, las tres galopan remontando a tientas la oscuridad, hasta que la aurora se devuelve desdoblando lentamente por la esquina del mundo: aroma de madrugada.
El norte está sembrado, pero de la tierra no brotará nada: está reseca. Sólo los billetes reproducirán a la monja, las estatuas de piedra a la doncella y las películas a Julieta, quien retarda el momento de su encuentro con el veneno. La tumba espera, mas no está dispuesta, ha encontrado una razón a su existencia.
Las tres vagan en el día y pernoctan en cualquier parte. Reunidas, esperan jugando a los dados; el mozo de los mil cuentos, nunca aparecerá, ha tenido pavor ante tanto abrazo.