viernes, 15 de mayo de 2009

Leonor Mauvecín, comenta...



Mi querida amiga Leonor, quien aparece en la foto, durante su visita a la bella ciudad de Oaxaca, ha tenido a bien hacer los siguientes comentarios sobre "El alma de la caña"

Ese final es fantástico, super atrevido y muy pos moderno con ese entrecruzamiento de imágenes que produce tu libro, entre los datos científicos sobre el celofán (que de paso te diré que no lo sabía) y el artículo periodístico bien ensamblado entre la palabra poética, me pareció un libro muy original. En la primera parte “Entre las páginas”, te veo descubriéndote poeta, y entristeciéndote por cierta imposibilidad de alcanzar la verdad como se ve en
Sólo así los hombres poeta/ alumbran en un papel sin luz/ su pesadumbre.
Hay aquí cierta desazón que se anuncia delicada y sin desgarro con imágenes certeras, ya lo dices en el epígrafe de Platón ,"la escritura destruye la memoria" pero allí también se puede encontrar la Perfección, bello poema, una perla, pero el Hombre poeta desvalido rastrea el mundo sólo con símbolos, casi una paradoja. La perfección y la imposibilidad de alcanzarle, solo orgasmos, tan solo, y ya sabemos lo que duran. Y me encantó el poema final de esta parte El Poema que, como la serpiente, nos atrapa.
La segunda parte es más celebratoria, aquí aparece la vida y su maravilla y desata las preguntas que anuncias en el epígrafe (qué bien armado que está el libro) allí el comentario científico abre expectativas sobre la naturaleza del celofán que es en última instancia la poesía y la vida, así transparente y frágil. Me encantó el “Cantar de las cigarras”, una alabanza a la vida y al amor. Las imágenes descarnadas de Beijing son bellas en su tristeza y la nieve, el oro, el jade, pero también el ave Fénix sin plumas. Siguen imágenes de amor, una más bella y lograda que la otra: los naranjos, el pastel, las mil y una noches, y la idea de continuidad que deja el amarillo (muy bueno Lilia).
La tercera parte es más dolorosa, tal vez por eso más ácida. Ya no hay azahares que endulcen el aroma cítrico, y aparecen imágenes duras "La escritura es inhumana" Los relojes viejos que cierran sus bocas para siempre, la navaja, el buitre, las margaritas mueren masacradas antes que sus tallos endurezcan, y finalmente, los revólveres envueltos en papel celofán dejan un gusto ácido con cierta desazón frente a la realidad de la calle que pinta la vida con sus colores más duros. En fin querida amiga, en pocas palabras te cuento lo que he recibido de tu bello y muy bien escrito libro, ya le dedicaré tiempo para hacer un prólogo que esté a su altura. Un abrazo Leonor
En esta foto, a la entrada del palacio de Bellas Artes, el día que leímos ahí, Leonor, Alma Karla Sandoval y yo.

1 comentario:

Leonor Mauvecin dijo...

Es de madrugada y hace frío en esta ciudad de Córdoba Argentina , pero veo tu blog y descubro allí mi foto y un abrazo tuyo a la distancia querida amiga. Un calorcito me embarga cuando recuerdo los hermosos días que pasé con vos allá en esa querida tierra mexicana
Felicitaciones nuevamente por el libro Un abrazo Leonor