lunes, 29 de diciembre de 2008

Tu Voz, de Lilia Ramírez



Tu voz
latido de vocales
que entra por mi pecho
hasta la joven que te llevó en la entraña.
Me recorre el aliento
de saber todas las letras
de tu boca a mi oído
si me cuentas
que llueve
que el carro se detuvo
o te ha pillado una ventisca.

Es en cada letra
como recorro tu rostro, tu cabello,
tus manos
que, de pequeñas,
ahora gastan el aro de una alianza.
Es cada inflexión:
tus graves, tus agudos
tus bostezos al mismo tiempo
que me dices “estoy cansado”
o cuando suspiras y dejas ir un
“hace frío”, o son las vocales que alargas
con una tonadita cantada, muy propia
de un muchacho crecido
en esta ciudad de campanarios.

Son tus inflexiones de enojo
o cuando tu voz está
triste o cristalina, como puedo asirte
a mis espacios, al hueco de tu antigua cama.
Acciono el “manos libres” y se impregnan
las frutas de la mesa, mis ojos, el cercano río
y las veinte golondrinas
que recorta el poniente.
Hemos barnizado los muebles
para atrapar en ellos tus sonidos
tus vocales, tus “te quiero” que
como el océano que cruzan
inundan de oleajes el hueco de mi alma.

jueves, 11 de diciembre de 2008

La luna, de Lilia Ramírez

Comparto con ustedes este espacio que me han dado en El País Literario.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

La muerte vino por agua, de Lilia Ramírez
















Año dos mil siete
Sierpe
sierpe de piedra y pluma
dormita en la tosca boca
Sierpe
sierpe de piedra y pluma
cuaja la lluvia de otoño

Aquella dulce palmera
la del verdor destrozado
flota en el Grijalva

Sideral comadrona
la del huipil estrellado
rasga el vientre de luna
entre costales de arena
nace copiosa lluvia
ciudad de las luciérnagas

Desde antes que diluviara
desde antes del entierro
como presagio en su piel
como selva, como jade
existe en la Venta urbana
el jaguar y su signo

Octubre ahuecó el cielo
octubre y su rojo ámbar.
olmeca silencio líquido:
la muerte
vino por agua.

Aquella dulce palmera
la del verdor destrozado
flota en el carrizal

En el ojo de la tormenta
que a estas horas
es sólo un malecón
de aves quietas
se desparraman
amarga espuma de xocolate
jícaras con queso fresco
y las seis de la mañana



































































martes, 2 de diciembre de 2008

!Es mi madre tan bonita!, de Lilia Ramírez


Podía hablar con ella por horas
y siempre en silencio
Con sus manos acariciaba mis versos
mi frente rezaba en sus rodillas
(es mi madre en verdad bonita)
podía hablar con ella:
le contaba de mis muñecas. Ella las vestía
le contaba de mis sueños. Ella los traía
le contaba del miedo de estar sola
Ella culminaba la noche
ponía alas a mis horas
Está ella tan cerca, tan cerca, que siento
el aire tibio salir de sus ojos
la mirada acuosa resbalar sus recuerdos
Está mi madre viva
está mi madre a un atravesar de calle
pero se ha ido tras las rosas.
Habla siempre de otros, de sus rezos
de sus viejas costumbres, de sus muertos
Pregunta cosas que ha cambiado
el tiempo en su cabeza
Me platica que yo era otra
Soy una niña que habla en otras bocas
Mi madre ya no está en sus ojos
no la encuentro en su ropa
Se ha perdido en su delantal
de cuadros, en la cocina.
Se ha perdido mi madre
entre el ropero y tanto pasar de las cosas

Lo que está escrito, de Lilia Ramírez




Cómo me hubiera gustado correr por las playas
Siempre contigo
Dejar nuestras huellas entre los riscos
Dejar nuestros miedos
en el hachazo de luz de los faros

Me hubiera gustado ser tu vecina, tu amiga
tu compañera de juegos, esa niña que tú habrías querido
y quizá, quizá con el tiempo, casado conmigo

Ser niños, tener aventuras
Esconder en las piedras nuestras tristezas
Nuestras almas, nuestras alegrías
Ser desde entonces dos almas gemelas

Hubiera querido jugar en las olas
Lanzarme contigo desde los puentes
Tener un perico, un abejorro
Contar las estrellas a mano, entre verdes risas

Hubiera querido conocerte entonces, prestarte mis juguetes
Montar el mismo perro y apagar pasteles brillosos
Ser la niña que primero llegara a tus cumpleaños
Que adivinara en tus ojos el regalo favorito
Que al compartir tus secretos, dijeras:
¡Ayúdame a leer lo que está escrito!

Mario Heredia y su novela Río Blanco


Mario Islasáinz, Mario Heredia y Lilia Ramírez
en el Museo de Arte del Estado, noviembre 21 de 2008

Río Blanco, de Mario Heredia, es una de esas obras evasivas para un estudio de la novelística integral. En constante diálogo con la narrativa rufiana y la memorística de Elena Garro, nuestro autor consigue un sitio indefinible dentro de las coordenadas formadas por la novela histórica, entendida como George Luckas la deletreaba, y la nueva transhistórica que con lupa persigue la
crítica latinoamericana, a decir, Noe Jitrik y Mempo Giardinelli. Lo anterior con un estilo que buscando un centro propio, desconfigura, tal vez configurando, el entorno de una Orizaba de los años treinta del siglo XX.

La línea divisoria entre la nueva y la novísima narrativa suele ubicarse a mediados de los años setenta: la nueva narrativa es interpretada como producto de la década optimista de expectativas revolucionarias, mientras la novísima escritura queda estrechamente vinculada a la época de desilusión con los proyectos de democratización.

Resumiendo y simplificando al máximo las ideas de Giardinelli, González Echevarría, Marcos, Rama, Shaw y Skármeta, podría llegarse a un balance provisorio con respecto a las características de la narrativa hispanoamericana que a partir de 1975, muestra un tangible aumento de novelas de tema histórico que emprenden la tarea de releer la historia por medio de una reflexión metahistórica que incluye la parodia y la distorsión grotesca con el objetivo de deconstruir la historiografía oficial.

Eso sucede ni más ni menos en la obra de Mario Heredia, quien reconstruye la historia de Sebastián y Carlos, padre e hijo imaginarios, no solamente en su relación filial, sino en su existencia misma. No sabemos si son reales o no, sin embargo sufren en carne propia la herencia victimaria de los primeros mártires de nuestra revolución. Estos personajes regresan del futuro a reencontrarse cara a cara con los misterios de un movimiento obrero que todavía no cicatriza en el alma de Sebastián, quien encuentra a dos carlos: al primero sin buscarlo, y al segundo buscándolo. Al primero, le da vida, al segundo, muerte.

Esta novela, traduce para nosotros la Orizaba de los años treinta, nos guía minuciosamente por sus calles, en donde leemos, en los nombres de sus viejas tiendas, la nostalgia por lo ido, y donde los jóvenes encuentran la incertidumbre de lo desconocido. La lectura de la bruma, nuestra ancestral bruma, se encuentra bajo cada piedra que se levanta al doblar las hojas de los álamos y de la novela. Habla el volcán, habla el río, habla la montaña y la neblina, los muertos y los vivos, todos se confunden en una obra que por sí misma dialoga con cada uno de nosotros y nos cuestiona si hemos comprendido la trascendencia histórica de nuestro pueblo fabril, de nuestro hermoso valle, de nuestros coterráneos, de nosotros mismos.

Mi admiración a Mario Heredia y mi agradecimiento por su búsqueda de identidad hacia esta tierra que le ha visto nacer a él, y a mí, y porque ha escrito una obra que bien quisiera haber escrito yo.

María Elena Hinojosa, se presentó en la Casa de Cultura de Córdoba







Víctor Manuel Pino. Día Nacional del Ingeniero

















Víctor Manuel Pino Martínez, compañero universitario del grupo que llamaban "mazokos" . Término derivado de mazoquista (al que le gusta sufrir), que en los años 60, y en la gloriosa (lo de gloriosa se lo otorgo yo) Facultad de Ciencias Químicas de la U.V. se obsequiaba a quienes cumplíamos cabalmente las prácticas de laboratorio, que en algunos casos eran verdaderamente montadas por sádicos "preparadores". Alumnos de grupos superiores que prestaban su servicio social "preparando problemas químicos" que nosotros, los de abajo (nueva interpretación del término que acuñara Mariano Azuela) deberíamos resolver en cualquiera de las versiones: primera oportunidad, repite, repite de repite, y así hasta agotar la paciencia del preparador que terminaría reportando al alumno como inepto para el análisis químico cuantitativo o cualitativo.
Pino, ha seguido una carrera de mazoko hasta la fecha, pues no conforme con los diplomas al mérito que nos ganamos en la universidad, se ha hecho acreedor, el pasado 27 de junio, a un diploma al mérito, el día del ingeniero, en el puerto de Veracruz. Felicidades a Pino y a Liliana, su guapísima esposa, porque seguramente, como suele pasar, ella resuelve las situaciones y los diplomas se los dan a él.