lunes, 29 de diciembre de 2008

Tu Voz, de Lilia Ramírez



Tu voz
latido de vocales
que entra por mi pecho
hasta la joven que te llevó en la entraña.
Me recorre el aliento
de saber todas las letras
de tu boca a mi oído
si me cuentas
que llueve
que el carro se detuvo
o te ha pillado una ventisca.

Es en cada letra
como recorro tu rostro, tu cabello,
tus manos
que, de pequeñas,
ahora gastan el aro de una alianza.
Es cada inflexión:
tus graves, tus agudos
tus bostezos al mismo tiempo
que me dices “estoy cansado”
o cuando suspiras y dejas ir un
“hace frío”, o son las vocales que alargas
con una tonadita cantada, muy propia
de un muchacho crecido
en esta ciudad de campanarios.

Son tus inflexiones de enojo
o cuando tu voz está
triste o cristalina, como puedo asirte
a mis espacios, al hueco de tu antigua cama.
Acciono el “manos libres” y se impregnan
las frutas de la mesa, mis ojos, el cercano río
y las veinte golondrinas
que recorta el poniente.
Hemos barnizado los muebles
para atrapar en ellos tus sonidos
tus vocales, tus “te quiero” que
como el océano que cruzan
inundan de oleajes el hueco de mi alma.