jueves, 17 de julio de 2008

El escritor Mario Islasáinz, y su libro “En tu nombre”.


1. El Poeta.
Mario Islasáinz, Córdoba, Veracruz, México, diciembre de 1959
Lic. en Psicología con estudios en Filosofía y Letras.
Maestría en Literatura Hispánica

Delegado de la Asociación de Escritores de México. SOGEM. 1995-96.

Fue becario del IVEC durante 1999-2000 en el género de poesía.

Coordinador de tres talleres de creación Literaria que funcionaron en el Museo de Arte del Estado, con sede en la ciudad de Orizaba.
Ha participado en más de una cuarentena de encuentros de escritores por todo el país, desde 1983.
Desde 1990, imparte talleres y seminarios de Lectura y Creación Literaria para diferentes instituciones del país.
Director- Editor de la Revista literaria “Pasto Verde” desde 1993, con la cual ha obtenido los reconocimientos nacionales para revistas independientes “Edmundo Valadés”, en 1996 y 1997.
Vicepresidente de la Red Nacional Autónoma de Talleres Literarios. 2002.
Coordinador General del 1er Encuentro Nacional de Escritores, organizado por la Casa Laboratorio de Expresión y Talleres Libres, A.C., del 24 al 26 de mayo, de 2007, en el Museo de Arte del Estado de la Ciudad de Orizaba, Ver.
Promotor y Difusor Cultural Independiente, desde siempre.
2. Su obra.
Ha sido antologado en:
Antología de Poetas. INBA 1990. México. D.F. Escritores Veracruzanos. Hojas de Utopía. 1995. México. D.F. Poetas Veracruzanos. El cocodrilo Poeta- 1996. México. D.F. Muestra de Poesía Veracruzana. Cultura de Veracruz. 1998. Xalapa, Ver. Martirologio de este siglo, Homenaje al Marqués de Sade. UAM X. 2001. México. D.F. IV Maratón de Poesía. TunAstral-Gobierno del Estado de México. 2002. Toluca. Méx.V Maratón de Poesía. TunAstral-Gobierno del Estado de México. 2003. Toluca. Méx.VI Maratón de Poesía. TunAstral-Gobierno del Estado de México. 2004. VII Maratón de Poesía. TunAstral-Gobierno del Estado de México. 2005.
Libros publicados:
Luna breve, Col. Retorno de Quetzalcóatl. 1994. Orizaba, Ver. Poesía.
Mi cuerpo de río. Col. La Hoja Murmurante. 1995. Toluca. Edo. De México. Poesía.
Desfiguraciones. Ediciones Nandayapa. Chiapas. 1996. Poesía.
Recuento de imágenes sorprendidas. Col. Acayácatl. 1997. Poesía.
Sábado entero para amanecer domingo. Edit. Com. Morelos 1997. Cuento.
Autorretrato de abril. 1997. Poesía.
El Buscador. Cultura de Veracruz. Xalapa. 1997. Novela.
Prosas en Consecuencia. 1998. Poesía.
Autorretrato Nocturno. Col. Los Hijos de Ahuaializapan. 1998. Poesía.
Breve recopilación de poemas. IVEC- Museo de Arte del Estado. 1999.
Ajena Mía. Ediciones Metlac.2002. Córdoba, Ver. Poesía.
Cuerpos Poemármoles. UAEM-La Tinta del Alcatraz. 2000. Poesía.
Lengua de aguacero. Ediciones La Propela. 2000. México. D.F. Poesía.
En tu nombre. (preámbulo) Edit. Los Hijos del Maíz. 2001. Poesía.
Reflecturas. Col. Atarazanas. IVEC. 2002. Poesía.
En tu Nombre. Editorial Praxis. 2002. México. D.F. Poesía.
Sin tus ojos, amor, niña rosa. Linajes Editores. 2004. México.D.F. Poesía.

3. El hombre.

El que no duerme, ni llora.
“ El Mario”, como a él gusta que le llamen, no puede dormir, no puede llorar y fuma todo el tiempo mientras bebe café con cinco cucharadas de azúcar cada taza. Mario piensa más en los demás que en sí mismo. Da y da y da. Se da todo él cuando no está escribiendo. Y cuando está escribiendo, también se da todo a través de las letras. Mario es muy disciplinado para tallerear los trabajos. Asistir a su taller es un privilegio que todos entendemos, sin embargo, él nunca acepta un “gracias Mario”, siempre contesta: “de qué”, de una manera que de veras te hace sentir que no ha hecho nada por ti y que uno ha logrado escribir mejor, gracias a su propio esfuerzo.

4. El libro.

“En tu nombre”. Editorial Praxis, Colección Dánae, México, D.F., 2002.

No te he llorado, Padre,
Me da miedo la primera lágrima,
Me remonta al mar que nunca miré contigo,
Bastaba echar una ojeada a tus ojos
Para estremecerme ante la inmensidad
.” (pp. 32)

El libro “En tu nombre”, se compone de ochenta y seis páginas que contienen ochenta y cuatro sentidos poemas que “el Mario” escribió a la memoria de su padre, quien murió a causa de un accidente en las vías del ferrocarril que cruzan la entrada a la ciudad de Orizaba.

Si alguno de ustedes preguntara cuál es el color de las páginas de este libro, sin lugar a dudas contestaría: azules; si desearan conocer su extensión, la respuesta sería: tres generaciones; si quisieran saber su edad, sabrían de inmediato que eternamente lucirá once lustros. Para seguir describiendo esta obra titulada “En tu nombre”, también explicaría su sabor oscilante entre el deleite y la amargura; su procedencia desde formidables ríos que algunas veces contienen lágrimas y otras, arrastran una corriente de risas, pero siempre desembocan en un mar color de ojos.

Copiosas lluvias fertilizaron la tierra donde este libro fue gestado: cierta habitación ataviada con una colcha familiar, donde una silla blanca sostiene perenne la presencia de un hombre que luce siempre apuesto, desde la perspectiva de un Mario niño, que transportado por un vientre materno, alcanza la orilla de otro niño Mario, el heredero de la abuela y sus sonoras carcajadas.

Por otro lado, la pinche muerte no ha podido despojar a su rival, la madre suspendida sobre el baile, del amante-padre cuyos ojos y maneras suaves, le han señalado el camino hacia el jardín color tarde verde agua, en donde un rayo de sol se enreda entre hojas y proyecta sombra de marios, los cuáles son tres y la misma persona, como perfecta Trinidad.

En las páginas de “En tu nombre” vive también el otro, el pequeño, el dulce y tierno hijo menor, quien tendido en la cama, con los brazos en cruz, repite anhelante: Toto, Totito.

El hijo-padre ha recogido la semilla, aprendido a cosechar las enseñanzas del hombre-joven-guapo; su buen humor convertido en chistes; su saber disfrutar la vida. Se debate entre los polos de una misma escala: en uno de ellos está su padre muerto, en el otro extremo, el padre está vivo. Por momentos, reconoce la ausencia del ser amado, llora amargamente sin derramar alguna lágrima y se mantiene a distancia de la tumba sobre la que no quiso depositar ni un puño de tierra, reconociéndola como propiedad ajena, a la que le está vedado entrar. Otras veces encara la Muerte, no la de su padre, sino a esa desoladora y loca destructora, que vive agazapada en todos los tonos de azul del acero.

Finalmente, este libro dota solamente a uno de los tres marios (la incertidumbre queda para ustedes), de zapatos nuevos, luminosos. Zapatos que no han andado todavía el camino de esa noche que imprimió huellas negras en las plantas de los pies del que yace ahora en la tumba, cuando anduvo buscando por la vida, sin saberlo, al poeta de su muerte.

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